domingo, 20 de noviembre de 2016

Guillermo Campoy Zapata: exiliado, amnistiado y ejecutado.

Guillermo Campoy Zapata (archivo familiar)




Guillermo Campoy Zapata nació en Cartagena en 1913. Era el último de 8 hermanos. Su padre, José, era maquinista de la Armada y la familia vivía en la calle Santa Florentina. A los 20 años era alumno maquinista en prácticas y en 1935 fue ascendido a tercer maquinista.
El 17 de julio 1936  estaba embarcado en el Sánchez Barcáiztegui. Ese día, el destructor fue mandado, junto con los destructores Lepanto y Almirante Valdés,  a aguas del protectorado español de Marruecos con el fin de bloquear sus puertos. El comandante del buque, Fernando Bastarreche,  entró en Melilla para unirse a la rebelión, pero la tripulación forzó la salida del puerto y detuvo a la oficialidad sublevada, salvo el alférez de navío Álvaro Calderón. Guillermo Campoy tomó parte activa en esta acción en defensa del gobierno legalmente constituido.

Durante la guerra Guillermo Campoy estuvo embarcado en el Jorge Juan y en el Ulloa. Fue ascendido a teniente maquinista en 1937 e ingresó en la Escuela Popular Naval.  En una carta escrita a su familia dice: “De la guerra no os cuento nada porque me pasa lo que a todo el mundo que tenga vergüenza, esto es: deseando que termine pero después de haber ganado” (1).

Pero no ganó. Tuvo que salir de Cartagena con la Flota a bordo del Cervantes el 5 de marzo de 1939. Llegó a Bizerta el día 7 y el 12 fue mandado al campo de concentración de Meheri Zebbeus. El día 30 de marzo las autoridades francesas hicieron leer públicamente un documento que había llegado en nombre del contralmirante franquista Salvador Moreno. Era un llamamiento para que volvieran a España, donde no tenían nada que temer los que no tuvieran «las manos manchadas de sangre». Se les otorgaba una amplia amnistía.

Guillermo Campoy no estaba implicado en ningún delito. No tenía nada que reprocharse ni que temer. Entre los compañeros había dudas pero Guillermo decidió volver. Al día siguiente marchaba de nuevo a Bizerta y embarcaba en el Marqués de Comillas rumbo a Cádiz. Todos los marinos que volvieron fueron internados en el campo de concentración de Rota donde debían pasar ante una Comisión Clasificadora que pedía informes al Ayuntamiento, a Falange y a la Guardia Civil de todos los lugares por donde había pasado el “encartado”. Además, siempre se pedía encarecidamente el informe del SIP (Servicio de Información del Personal). Éste actuaba un poco como la Inquisición: acusaba sin aportar pruebas, sus acusaciones eran pruebas suficientes.

El eficaz SIP de Cartagena mandó un telegrama el 10 de junio, apenas un mes después de su llegada a Cádiz, con el siguiente texto: “Estaba embarcado en el Sánchez Barcáiztegui cuya dotación se sublevó contra el mando tomando parte este maquinista en la detención de los oficiales PUNTO Gran elemento del Partido Comunista propagandista destacadísimo PUNTO Formó parte de los Comités PUNTO Sus servicios fueron voluntarios PUNTO Considerado indeseable PUNTO” (2). Hemos subrayado la aberración de que la “dotación se sublevó contra el mando”, ya harto conocida, pero que no deja de asombrar por la desfachatez: los rebeldes fueron los militares que se sumaron y apoyaron el golpe militar franquista y no al revés.

Las acusaciones del SIP pesaron sin duda lo suficiente como para que se le incoara un proceso que terminó en condena a muerte.

El 4 de noviembre de 1939 escribía a su hermana Carlota: “De mí no tengo nada que contarte”. Espera salir libre después del marido, también encarcelado, de su hermana, “porque de esta forma al salir no tendré que pensar más que en tratar de ser todo lo feliz posible. Tú ten paciencia que todo llegará…”(1).

Guillermo Campoy Zapata murió unos días después, entre el 7 y el 11 de noviembre de 1939 en el  penal de Cuatro Torres a los 26 años. La fecha no es del todo segura ya que ni siquiera fue inscrito su fallecimiento en el Registro Civil. Fue arrojado a una fosa común y a día de hoy su familia aún no sabe dónde está enterrado, como otras miles de familias. Ni siquiera es seguro que fuera fusilado, paseado o asesinado en el penal como parece demostrase unos años más tarde.

En 1956, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y del Comunismo le abre expediente “para proceder a la depuración comunista”(3).  Lo primero que hace el Tribunal es interesarse por su paradero. Pero tras varias indagatorias se le informa que “se tienen noticias de que fue condenado a muerte, no sabiendo con certeza si fue ejecutado o murió en la Prisión de Cádiz por el año 1940 aproximadamente” (3). En el SIP de Cartagena consta que se hizo entrega de sus pertenencias a su familia en junio de 1940, con lo cual piensan que está fallecido pero no hay prueba documental de ello.  Ante tal deficiencia documental, el Tribunal procede “al sobreseimiento provisional sin perjuicio de su continuación si en lo sucesivo hubiera méritos para ello” (3).  Sin comentario.

Foto: archivo familiar de su sobrino-nieto Salva Solano Salmerón 
1. Cartas publicadas por su sobrino-nieto Salva Solano Salmerón. http://www.votaycalla.com/cartas-preso-franquista-depurado/#.WCTLS_nhDIW
2. Archivo Naval Cartagena, expediente SIP nº 1058
3. ARMH, TERMC, número del tribunal 54.408; Sumario 386/56.