Manuel López Pinal cuando era cabo de radiotelegrafía (Foto: Archivo familiar de Xosé Manuel López Franco). |
Manuel López Pinal nació
en Carballino,
Orense, en 1913, aunque desde pequeño vivió en O Grove, Pontevedra. Su padre
fue concejal republicano en el ayuntamiento de este municipio.
En 1929 ingresó en la Armada y se especializó en radiotelegrafía. En julio de 1936 era cabo
radiotelegrafista y estaba embarcado en el Jaime
I.
Desde el inicio del
intento de golpe de Estado militar, el oficial 3º radiotelegrafista Benjamín
Balboa, desde Ciudad Lineal, fue poniéndose en comunicación con los buques de
la Flota invitando a las tripulaciones a estar alertas y a tomar los barcos
para defender la República, si los mandos se sumaban a la sublevación. En la
mañana del día 20, el Jaime I iba de
Vigo a Cádiz. En la sala de radio estaba de guardia Manuel López Pinal junto al
también cabo radiotelegrafista Antonio Gili Carbonell. Recibieron la
información de Benjamín Balboa y oyeron comunicaciones de los otros buques de
la Flota. Fueron ocultando los partes oficiales encriptados que conminaban a los
jefes y oficiales a unirse a la sublevación, y a arrestar a los propios cabos
radiotelegrafistas. En un momento dado, Benjamín Balboa transmitió al Jaime I: “No aguardéis más”. Desde el acorazado, Manuel López Pinal contestó: “Estamos preparados, ¡Viva la República!”.
Y así fue. Las clases, cabos y marinería fueron tomando poco a poco el buque, enfrentándose
a la resistencia armada de los jefes y oficiales.
A lo largo de los tres
años de guerra, Manuel López Pinal siguió comprometido activamente con la
defensa de la República. Formó parte de tres Comités de Gobierno del Jaime I y fue delegado del mismo en el
Comité Central de la Flota. Cuando los Comités desaparecieron, fue nombrado
Comisario del Lazaga. Fue promovido
Auxiliar Alumno Radiotelegrafista en 1937 y, durante unos meses, fue locutor en
la emisora de la Flota republicana en los programas dedicados a Galicia. Destinado
al Estado Mayor, le fueron encomendadas misiones de confianza a las órdenes
directas del almirante González de Ubieta.
El 5 de marzo 1939 marchó
al exilio a bordo del Miguel de Cervantes.
Desde Bizerta, en Túnez, formó parte del primer contingente que fue autorizado
a bajar a tierra el 12 de marzo. Marcharon al campo de concentración de Meheri
Zebbeus a unos 300 km. a las puertas del desierto. Era una especie de poblado
medio derruido en torno a una antigua mina de fosfato cálcico. Las casas estaban
vacías, sin puertas ni ventanas. No había agua ni electricidad ni letrinas.
Ellos mismos fueron poniendo en marcha una acometida, cavando zanjas para las
letrinas e instalando puntos de luz. La situación sanitaria no fue catastrófica
porque organizaron la enfermería con los botiquines que habían traído de los
barcos. Al frente estaba el doctor Ernesto Marcos Rodríguez y el auxiliar
graduado de Sanidad Salvador Daporta García.
Durante el mes de agosto,
Manuel López Pinal contrajo el tifus. Fue llevado al hospital militar de Sfax
en un intento de salvarle la vida, pero no pudo ser. Falleció a las cinco de la
madrugada del 26 de agosto de 1939. Fue enterrado en el cementerio de aquella
ciudad.
Su compañero, el auxiliar alumno radiotelegrafista Antonio Gili
Carbonell guardó todos sus efectos personales con la esperanza de poderlos
entregar algún día a su familia, tal y como relata en una carta enviada a su casa,
en la que expresaba su “esperanza de que el mundo en que vivimos se arregle*”.
*Texto cedido amablemente
por Xosé Manuel López Franco.
manuel lopez pinal era el hermano mayor de mi padre,Jose y recuerdo que de pequeño su foto y la foto del barco en el que sirvio JAIME I, estaba colgada en la pared del escritorio de casa de mi abuela, lugar al que solo tenia acceso la familia
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