martes, 25 de octubre de 2016

David GASCA AZNAR, contando los días del exilio.


David Gasca nació en Zaragoza en 1909. Vio por primera vez el mar en Cádiz a la edad de 6 años, cuando su familia embarcó hacia Canarias, siguiendo los destinos de su padre militar.   
Con 15 años, en 1924, aprobó los exámenes para Ingeniero Naval en la Academia de Ingenieros y Maquinistas de El Ferrol y, un año más tarde, con 16 años, aprobó los exámenes para ingresar en la Escuela Naval de San Fernando, en Cádiz. En 1925 fue promovido a Guardiamarina y en 1927 era ascendido a Alférez de Fragata. Dos años más tarde era Alférez de Navío. Tenía 20 años.

El día de la proclamación de la República estaba en Cartagena, a bordo del crucero Méndez Núñez. Como él recordaba, por la tarde salió del Arsenal. Todo estaba tranquilo. En el Centro Republicano, al final de la calle Mayor, habían izado la bandera republicana.

En 1932 ingresó en la Escuela de Hidrografía del Instituto y Observatorio de Marina de  San Fernando y en abril de 1935 era nombrado Ingeniero hidrográfico. Embarcó en el cañonero Laya pero unos meses después se unió a un proyecto científico, lleno de promesas, la Expedición Iglesias al Amazonas. Pasó a depender del Ministerio de Instrucción Pública y embarcó en el Ártabro, fondeado en Valencia y comandado por Luis González Ubieta. Como la salida de la expedición se retrasó, David Gasca se inscribió en el Instituto Español de Oceanografía para estudiar biología, oceanografía y química de la Mar. El once de junio de 1936 terminó sus estudios y se reincorporó a su buque.

El día de la sublevación, David Gasca estaba en Cartagena, a bordo del Ártabro. El 21 de julio fue nombrado Comandante del buque hidrográfico, mientras González Ubieta lo era del José Luis Díez. Y el 30, salió hacia Málaga donde el Ártabro fue transformado en buque-hospital. En enero de 1937, fue destinado al buque planero Tofiño para reponer o poner al día las cartas marinas que desaparecieron al principio de la guerra. Unos meses más tarde, tomó el mando del Almirante Miranda. Fue ascendido a Teniente de Navío por antigüedad y habilitado Capitán de Fragata. Participó en el combate de Cullera, de Cherchel y en el de Cabo Palos. En el combate de Cabo Palos, el 6 de marzo de 1938, en que el recién estrenado Baleares fue hundido por la Escuadra republicana, David Gasca era comandante accidental a bordo del Lepanto por enfermedad Valentín Fuentes, su comandante. Aunque no hay certezas, se piensa que los obuses de su buque, junto con  el fuego del Libertad, fueron los que hundieron el buque sublevado. En sus memorias cita a los telemetristas José Tembrás López y Jerónimo Bouza Vila que contribuyeron con su buen hacer al éxito de la empresa. Por su actuación en el combate recibió, a título personal,  la Placa del Valor.

Era redactor de la sección técnica en el periódico Marina.

El 5 de marzo de 1939 salió de España a bordo del Miranda junto con la Escuadra. Desembarcó el 29 de marzo en Bizerta ya que se quedó en “su” destructor  hasta el final, por considerarlo su deber. “Desde el momento de llegar a Bizerta”, afirma, “me di cuenta de lo que ya había perdido: Familia, Patria, carrera, prestigio de uniforme, autoridad” (1).

Fue mandado al campo de Meheri Zebbeus. El día 1 de mayo que era un día frío y ventoso, marchó a Kasserine para contribuir a montar una granja agrícola cerca de la ciudad, con el pomposo título de Ingeniero. El mismo confesaba que “nunca supe nada de agricultura y diferenciaba una patata de un rábano cuando estaban en el plato” (1).

Más tarde, agotadas las posibilidades de salir hacia México, encontró en las minas de Cap Bon un trabajo como topógrafo. En 1951 siguió con el mismo oficio en las minas de Djalta hasta los años 60 en que fue nombrado por el Gobierno de la República su delegado en Túnez. A partir de entonces, siempre se ocupó de los refugiados, contando con el amparo de ACNUR. En 1962 ingresó en el recién creado Office National des Mines de Túnez, donde realizó el primer atlas de minas del país. También dio clases de matemáticas y español. Tras treinta años en Túnez, marchó a Francia en 1969.

El exilio se hizo eterno y amargo para David Gascaenamorado de su carrera y un estudioso (…) que aprovechaba todas las coyunturas para ampliar sus  ya amplios conocimientos” (2).




David Gasca Aznar contabilizó uno a uno los días de su exilio hasta su muerte en Sanary-sur-Mer, junto al mar, el 30 de abril de 1985. Nunca volvió a España.



(1) Memorias mecanografiadas de David Gasca.

(2) “Ha fallecido el prestigioso marino don David Gasca”, Bernardo Simó quien fue Comisario político del Almirante Miranda. 





viernes, 7 de octubre de 2016

José Rosique Solano, en el ejército británico



José Rosique Solana (arcivo familiar Rosique Solana) 


Hoy, hablaremos de un joven marinero que terminó en Gran Bretaña, enrolado en el ejército británico. También nos asomaremos de puntillas a otro aspecto del exilio normalmente olvidado, lo que supuso este exilio para las compañeras que se quedaron, las “esposas de los rojos”. 

José Rosique Solano nació en La Aljorra, Cartagena, el 8 de diciembre de 1916. Provenía de una familia humilde de 7 hermanos que vivía del campo. En el censo provincial de 1924 José tiene 8 años y se precisa que trabaja como pastor, junto con su hermano mayor de 13 años.

Cuando le toca hacer el servicio militar, en 1936, lo hace por su turno de reemplazo en Marina. Es destinado al destructor Gravina, donde será marinero cocinero. En octubre de 1938, con 22 años, se casa con Carmen Martínez Moreno. Viven en la calle San Fernando de Cartagena. Un día de 1939, tras el último bombardeo sobre Cartagena, Carmen al volver a casa, se encuentra la puerta de su casa tiroteada. José no está. Aterrorizada se fue andando a la casa de sus padres en La Aljorra. Durante tres años, no supo qué le había ocurrido a su marido. Ese día, el 5 de marzo de 1939, José Rosique Solana había salido rumbo al exilio a bordo del Graviña.

Al llegar a Bizerta, el comandante del destructor, Ruiz de Ahumada, confeccionó una lista de toda la tripulación con anotaciones sobre sus ideologías para entregarla a las autoridades franquistas. A José Rosique le puso el calificativo de “rojo” (1). 

Como todos los marinos que llegaron a Túnez, José fue internado  en el campo de concentración de Meheri Zebbeus. Unos meses más tarde, encuadrado en una Compañía de trabajo, fue mandado a Kasserine donde los marinos hicieron de hortelanos para transformar un gran secarral en una granja agrícola.  El trabajo era duro. Al principio dormían en tiendas, ya que no había nada. Lo primero que tuvieron que hacer fue construir casas. Se les advirtió que no tendrían sueldo hasta ver cuál era su comportamiento. Luego, cuando demostraron que no eran unos maleantes, les pagaban siete francos, lo cual es un salario muy inferior al normal (2). También es cierto que con el tiempo gozaron allí de una semi libertad que les permitía ir a la ciudad de Kasserine sin escoltas ni guardias. Años más tarde, a José le gustaba, como a todos sus compañeros, contar a su familia anécdotas graciosas, en vez de las penalidades o humillaciones. Por ejemplo, de Kasserine recordaba que tenía un camello que le seguía a todas partes, como si fuera un perro, al que llamaba Kasini.
José Rosique Solano,  en el ejército británico
(archivo familiar Rosique Solana)

 Pasó por varias vicisitudes, sobre todo cuando Francia firmó el armisticio. Entonces Túnez quedó bajo la jurisdicción de la Francia colaboracionista de Vichy y los alemanes e italianos ocuparon Túnez. Los republicanos españoles quedaron sin ninguna protección, sobreviviendo como pudieron.

Después del desembarco en el norte de África de las fuerzas aliadas, en noviembre de 1942, los americanos y británicos fueron reclutando voluntarios para incorporar a sus fuerzas. Así es cómo José Rosique se alistó en el ejército británico en Argel en junio de 1943. Exactamente, se alista en Los Pioneer Corps en la Compañía 363, con el número 13809955, como soldado raso. No fue el único marino que se alistó con los ingleses en diferentes cuerpos: los auxiliares alumnos de artillería Jerónimo Bouza Vila y Alfredo Martí, el fogonero Ángel Cobelos, los auxiliares alumnos de radio Eduardo Alcobilla Fernández y Ángel López Cinza o el auxiliar segundo de radio Juan Vicens Adrover. Sobre algunos de ellos volveremos en otra ocasión.

José Rosique Solano marchó al Reino Unido y siguió enrolado durante la IIª Guerra Mundial en posiciones de retaguardia.  

Tres años después de salir de España había podido mandar una postal a una hermana de su mujer preguntándole por su “prima Carmen”. Así supieron que estaba vivo y en África. Siguieron manteniendo alguna correspondencia hasta que un día “llamaron a Carmen desde la Comisaria de Cartagena donde acudió atemorizada. El Comisario le enseño un montón de correspondencia de su marido, cogida con chinchetas en un tablero. Había sido intervenida, el Comisario cogió las cartas una por una y las rompió delante de ella, diciéndole: ‘¡¡mira lo que hacemos con los traidores!!’ Ella no pudo más que llorar pero la dejaron marchar a casa. (3)

Carmen, para sobrevivir, estuvo trabajando en un restaurante, cerca del Ayuntamiento, llamado “Casa Pepe” y, ahorrando peseta a peseta, pudo hacerse un pasaporte que tardó más de un año en recibir. Un día, siete años después de la marcha de José, se enteró de que había en el puerto de Cartagena un barco cargado con naranjas cuyo destino era Londres. Sin pensarlo, cogió una pequeña maleta y se plantó ante el patrón del barco para que la dejase subir. Así lo hizo y, a los ocho días, por fin se reencontró con su marido, impresionante con su uniforme inglés, según recordaba. Cruzaron un Londres en ruinas hasta llegar al pisito donde le esperaba una sorpresa: una maleta repleta de raciones de chocolate Cadbury´s que José le había ido guardando.

José Rosique Solano fue desmovilizado en 1947 y pasó a la reserva con la calificación de “conducta ejemplar, trabajador cualificado y experto en la construcción, enérgico, abstemio y sobrio a la vez que totalmente de confianza”. Trabajó en la fábrica de bombillas Osram de Londres hasta que se instalaron en Derby, donde nacieron sus dos hijas. Volvieron a España tras 22 años de exilio.


(1)  Así empezó todo, Ruiz Sierra, p.214
(2) Recuerdos de Alfredo Martí en conversación de septiembre de 2005.
 (3) Testimonio aportado por sus hijas Mary e Isabel en julio de 2010.

Fotos del archivo familiar de Mary e Isabel Rosique