domingo, 4 de diciembre de 2022

FRANCISCO POZA OLIVES, ASESINADO EN ARGELIA

Francisco Poza Olives cuando era marinero (foto del libro de Mercadal Bagur, 1983.


    

Francisco Poza Olives, aunque nacido fortuitamente en Valencia en 1912, era menorquín, como su madre y todos sus hermanos.

Francisco ingresó en la Escuela de Aprendices Marineros de la Armada en Marín, lo que solía hacerse a los 16 años. Probablemente, tras aprender el “oficio” en el “Nautilus” y en el buque-Escuela “Galatea”, estudió en la Escuela de Artillería del Polígono de Tiro Naval “Janer”, en Marín, y ya como marinero especialista de Artillería, tras un año de prácticas, sería ascendido a cabo de Artillería.


El crucero Miguel de Cervantes (foto facilitada por Francisco Díaz)


Cuando los golpistas se sublevaron contra la República, Francisco Poza Olives era cabo de Artillería en el crucero “Miguel de Cervantes”. Este buque estaban en Ferrol el 18 de julio de 1936 y salió hacia el sur, pero frente a las costas de Portugal, ante la actitud ambigua de la oficialidad las dotaciones lo tomaron para ponerlo al servicio de la República. Francisco Poza Olives tomó parte activa en esta acción y fue miembro del Comité del barco. En 1937 fue promovido auxiliar alumno de Artillería (suboficial).

El 5 de marzo de 1939 salió de Cartagena con la Flota que, tras titubeos y rechazos en Argelia, terminó en Túnez, desembarcando en Bizerta. Como todos los marinos de la escuadra republicana fue internado en el campo de concentración de Meheri-Zebbeus. En octubre de 1939, Francisco fue mandado, junto con casi 300 “indeseables”, al campo de castigo en el desierto de Gabès, en el sur de Túnez, para construir una vía de ferrocarril en pleno desierto a pico y pala. Eran los más recalcitrantes, los más difíciles de someter.

Poco después de la firma del Armisticio entre Francia y Alemania, las autoridades francesas se los llevaron a otro campo de castigo y trabajo en Argelia, à Khenchela, a una región montañosa y boscosa en los montes del Aurès donde debían construir una carretera a través del bosque, cortando árboles y construyendo puentes de piedra que traían a cuestas del monte. Vivían aislados en unas chozas de tablones mal encajados. En varias ocasiones se rebelaron, hicieron hasta una huelga cuando dejaron de subirles suministro y fueron ganando pequeñas parcelas de dignidad. Consecuencia de estas “batallas”, varios fueron mandados a la cárcel de Constantine y sufrieron juicios y condenas. Ver el caso, por ejemplo de Enrique Chantada (enlace enlace http://exiliomarinosrepublicanos.blogspot.com/2022/11/enrique-chantada-martinez-un-duro.html).

Un día, dieron orden de levantar el campamento, los metieron en vagones para ganado y durante tres días fueron hacia el sur. Aún no lo sabían, pero iban al infierno, al desierto del Sahara, a trabajar en una obra faraónica, la de la construcción del Transahariano. Ellos iban, en principio, destinados a las minas de Kenadsa. Pero antes de llegar, cerca de Colomb-Béchar, sacaron de los vagones a una treintena de marinos. Entre ellos, a Francisco Poza. Eran los que las autoridades francesas de Pétain consideraban los cabecillas de las reivindicaciones contra las condiciones y la represión que sufrían, los que no se doblegaban fácilmente.

El primitivo fortín de Hadjerat M'Guil (foto del libro de Santiago, Lucio y otros, 1981)

Sin más explicaciones, ni juicios o motivos fueron llevados a un siniestro lugar, Hadjerad M’Guil. Este campo había sido concebido como campo de “aislamiento y disciplina” cuando se estructuró la organización de los Grupos de Trabajadores Extranjeros en los territorios del Sur donde debían trabajar como esclavos La descripción de este campo necesitaría un capítulo largo. En la parte disciplinaria se ejercía la tortura de manera habitual, los apaleamientos eran continuos, el sadismo sobrepasaba la imaginación y fueron perpetrados al menos doce crímenes, entre ellos cinco españoles: Francisco Poza Olives, Francisco Loredo Ruiz, Nicolás Jaraba del Castillo Antonio Moreno Ruiz y José Álvarez.

Francisco Pozas era apaleado muy a menudo por uno de los cabos de vara del campo, antiguo legionario alemán, Riepp, sin motivo, porque le tenía manía. Un día, exasperado por los golpes y las humillaciones que padecía continuamente, Francisco se tiró encima de Riepp y con un trozo de cuchilla le rajó la cara. Fue tal el estupor ante un acto tan inesperado que nadie reaccionó y Francisco Poza salió corriendo, buscando huir. La caballería de soldados marroquíes, los “goumiers”, bajo mando de un oficial francés salió en su búsqueda y lo trajeron a rastras, malherido, ensangrentado, irreconocible. En las oficinas de los jefes donde lo llevaron, la paliza fue tal que el suelo quedó cubierto de sangre. Durante varios días, tirado en tierra, estuvo agonizando, recibiendo palizas y golpes de bayoneta de los “goumiers” hasta que murió el 10 de mayo de 1942 con 25 años, solo, en medio de un desierto inhóspito, que no era ni su tierra ni un país con el que hubiese estado en guerra.

Victoria Fernández Díaz


Bibliografía

GAIDA, Peter. (2014). Les camps de Vichy en Afrique française du Nord. London: Amazon.

GOLSKI. (1945). Un Buchenwald français sous le règne du Maréchal. París: Fanlac

MERCADAL BAGUR, Deseado. (1983). Yo estuve en Kenadza: Nueve años de exilio. Mahón: Autoedición.

MUÑOZ CONGOST, José. (1989). Por tierras de moros: el exilio español en el Magreb. Móstoles: Ediciones Madre Tierra.

SANTIAGO, Lucio, LLORIS, Gerónimo y BARRERA, Rafael. (1981). Internamiento y resistencia de los Republicanos españoles en África del Norte durante la segunda guerra Mundial. Sant Cugat del Vallès (Barcelona): autoedición.

SUEIRO, Daniel. (1983). La flota es roja. Papel clave del radiotelegrafista Benjamín Balboa en julio de 1936. Barcelona: Argos-Vergara.


martes, 8 de noviembre de 2022

ENRIQUE CHANTADA MARTÍNEZ, UN DURO EXILIO EN EL NORTE DE ÁFRICA.

 

Enrique Chantada en el Libertad (Archivo familiar de Enrique Chantada)


Enrique Chantada nació en Vigo en 1911. En julio de 1936 fue movilizado por las tropas franquistas, pero se pasó a la Republica en el frente de Madrid. De aquel abandono le quedó un sumarísimo abierto por rebelión en la Auditoria de Guerra de la 5ª Región Militar.

Una vez en la España republicana, se integró a la Armada y fue destinado al Libertad como marinero amanuense, es decir oficinista, y formó parte del Estado Mayor de la flota en 1938.

        Fue militante del Partido Comunista de España desde noviembre de 1937 y también estuvo afiliado al Socorro Rojo Internacional. Por esta militancia, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (TERMC) le abrió un expediente en 1954.

Enrique Chantada en Cartagena (Archivo familiar de Enrique Chantada)


El Libertad era su hogar y al crucero iban dirigidas numerosas postales de sus amigos que le mandaban recuerdos y abrazos revolucionarios.



Postal remitida por un amigo (Archivo familiar de Enrique Chantada)


    Entre las fotos guardadas por sus cuatro hijas, vemos una poco frecuente, la de un momento de vida cotidiana en el Libertad.

Escena de vida cotidiana en el Libertad (Archivo familiar de Enrique Chantada)


Otra foto del Libertad con de la tripulación. Enrique Chantada le pone fecha de 1937.

 

El Libertad 1937 (Archivo familiar de Enrique Chantada)

Salió de Cartagena con la Flota en marzo de 1939. Tenía 28 años al dejar atrás su vida y su país.

        En Túnez, fue internado en el campo de concentración de Meheri Zebbeus. En este campo se hizo una foto delante de los tilos plantados frente a los edificios de los mandos franceses y donde casi todos se fotografiaron por considerarlo, sin duda, un fondo más bonito que el pedregal que les rodeaba. Enrique lleva “traje de bonito”, especialmente para la ocasión. Por un lado, era para la familia y querían aparentar que estaban bien, y por otro lado, querían demostrar que eran de izquierdas, pero no unos desharrapados. 


En el campo de concentración de Meheri-Zebbeus. (Archivo familiar de Enrique Chantada)

En octubre de 1939, las autoridades francesas seleccionaron un grupo de casi 300 marinos y evacuados que fueron enviados a un campo de castigo en el desierto de Gabès, al sur de Túnez, como “indeseables”. Enrique Chantada probablemente por su militancia política formó parte de este colectivo. Estaban integrados dentro de un batallón de castigo del ejército francés. Tuvieron que trabajar en la construcción de una vía de ferrocarril que debía llegar hasta la Tripolitana, ocupada por los italianos de Mussolini. El trabajo era a pico y pala, bajo vigilancia de guardianes armados.

Campo de trabajo de Gabès (Archivo familiar Alcaraz Saura)

En julio de 1940 fue mandado con el grupo a Argelia, al campo de trabajo de Khenchela, una zona boscosa de las montañas del Aurès.


Lista de los españoles en el campo de Khenchela (Archives Nacionales d’Outre-Mer (ANOM) 93206-37-39

El trabajo consistía en talar árboles y construir una carretera en medio del bosque. Era zona de paludismo y todos pasaron por la enfermedad. Vivían en barracones. Aquel invierno, cuando la nieve lo cubrió todo, dejaron de subirles suministros.

Khenchela en invierno (archivo familiar de Enrique Chantada)


Se declararon en huelga y cuando subió la Legión a poner orden, Enrique Chantada, como uno de los cabecillas de este acto de rebeldía, fue literalmente arrastrado, atado con las esposas de la mano derecha con el tobillo derecho, hasta la cárcel de Constantine y de allí a la prisión civil de Orán. En agosto de 1941, fue llevado, con un grupo de 20 a 30 republicanos españoles a la prisión de Barberousse, en la ciudad de Argel, donde se celebró un juicio colectivo ante una Sección Especial de Justicia de un Tribunal Militar. En la durísima prisión de Barberousse, bajo el mando de directores petainistas cayó una epidemia de tifus que todos sufrieron, aunque no hubo muertes entre los españoles. Enrique Chantada fue condenado a 15 años de trabajos forzados, inculpado de “atentado a la seguridad del Estado”.

A partir de ese momento, los condenados a trabajos forzados, iban atados de dos en dos a una larga cadena. Enrique fue mandado a la cárcel de Maison Carrée y posteriormente al temido presidio de Lambèse, donde los presos, subalimentados y maltratados, sobrevivían en condiciones infrahumanas. Enrique Chantada estuvo 2 veces quince días de celda de castigo.

Como todos los refugiados españoles no fue liberado hasta el 15 de julio de 1943, 9 meses después del desembarco de los Aliados en el norte de África ya que éstos y los franceses temían mucho liberar a tanto “rojo”.

Enrique se quedó a vivir en Orán y se casó con una española, María González, asturiana que había llegado en 1939, mandada por sus padres a Francia que temían las represalias de las tropas franquistas en Asturias. Después de pasar por el campo de concentración Argelès-sur-mer, fue reclamada y acogida por su tía que vivía en Oran. Era miembro de las Juventudes Comunistas en esta ciudad y trabajaba en el Socorro Rojo Internacional, ayudando a los refugiados españoles recientemente liberados de los campos y cárceles. Así se conocieron Enrique y María.


Enrique Chantada (Archivo familiar de Enrique Chantada)


Enrique empezó a prepararse para volver a España clandestinamente y continuar la lucha. Pero, gravemente enfermo de tuberculosis, contraída en los campos y cárceles, tuvo que ser ingresado en el sanatorio de Brevannes, en Francia. Su mujer y su hija Amparo le siguieron posteriormente, sobreviviendo con dificultades hasta su restablecimiento con la ayuda indispensable de los militantes refugiados españoles en Francia.

Trabajó como obrero en fábricas de la industria siderúrgica y química. Participó en numerosas actividades políticas en Francia y en la creación de Comisiones Obreras.


Carné de la Amicale de Enrique Chantada (archivo familiar de Enrique Chantada)

Más tarde participó en la fundación y dirección de la «Amicale des Résistants Déportés, Emprisonnés et Internés Politiques en Afrique du Nord (1940-1944)» para el reconocimiento de los derechos de los ex-presos políticos españoles y cumplió con la ilusión de traerse a su madre, Amparo Chantada Martínez, reuniéndose los dos por primera vez en 1963.

Volvió a España en 1967, a su ciudad natal, Vigo, con nacionalidad francesa, para no ser molestado o enjuiciado. Cada año, pasaba una temporada en Galicia, con sus hermanos y su hermana, pero siguió sus actividades políticas y asociativas en Francia, donde vivían sus hijas y nieto.  Falleció en Vigo en septiembre de 1974.


Victoria Fernández Díaz



FUENTES

En primer lugar, todo mi afecto y gracias infinitas a Amparo y Míguela Chantadas por todas las informaciones y fotos que me mandaron sobre su padre.

En el Blog “Repúblicanos en el Norte de África”, se puede leer un buen resumen de su vida

http://exiliorepublicanoennortedeafrica.blogspot.com.es/2012/10/enrique-chantada.html

Sobre el campo de castigo de Gabès: http://exiliomarinosrepublicanos.blogspot.com/2022/07/gabes-una-compania-de-castigo-en-el.html

La documentación sobre Enrique Chantada proviene fundamentalmente de:

Archives Nationales d’Outre-Mer (ANOM).

Centre des Archives Diplomatiques de Nantes (CADN)

Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH)

Documentos y Archivos de Aragón (DARA): Auditoria de Guerra de la 5 Región Militar

 

En cuanto a bibliografía, éste me sigue pareciendo fundamental para el exilio de los marinos: 

SANTIAGO, Lucio, LLORIS, Gerónimo y BARRERA, Rafael. (1981). Internamiento y resistencia de los Republicanos españoles en África del Norte durante la segunda guerra Mundial. Sant Cugat del Vallès (Barcelona): autoedición.



 

 


 


sábado, 9 de julio de 2022

GABÈS, una compañía de castigo en el desierto tunecino

 

Trabajando en el desierto de Gabès, a pico y pala (Archivos familia Alcaraz Saura)



En Túnez, a partir de junio de 1939, las autoridades francesas empezaron a elaborar una lista de “indeseables” a los que culpaban de los problemas de disciplina y fugas que tuvieron en el campo de concentración de Meheri Zebbeus, la colonia agrícola de Kasserine y una multitud de empresas paralelas de construcción, riego, de ferrocarril como Haïdra o el campo de trabajo de Ghardimaou, dedicado a la construcción de una carretera.

Estos “indeseables” debían ser apartados de sus compañeros y mandados bajo la custodia directa de los militares para trabajar en el desierto de Gabès, al sur de Túnez, en una compañía de castigo del ejército, el 1.er Batallón de Infantería Ligera disciplinario (1). Se trataba de un temido batallón disciplinario africano, donde hacían el servicio militar soldados franceses con antecedentes penales en la vida civil o con faltas muy graves de disciplina durante el servicio militar. A lo largo de los meses fueron mandados al desierto de Gabès casi 300 marinos (2).

Gabès es una región situada en el sureste de Túnez, lindando con el mar Mediterráneo, con una costa de 80 km y con una parte de desierto importante.


Mapa de Túnez. Al sur, el desierto de Gabès y la Línea de Mareth, fortificaciones construidas para protegerse de una posible invasión italiana (Mapa Victoria Fernández Díaz, 2009)


¿Quiénes eran estos “indeseables”? Según las autoridades francesas fueron elegidos «entre los que presentaban menores garantías desde el punto de vista de la moralidad, de la disciplina y de la estabilidad mental» (3). En realidad, algunos habían destacado durante la guerra por su actuación contra la oficialidad rebelde, otros eran fugados de los campos o se habían negado a trabajar en condiciones denigrantes. El suboficial Juan Ponte Paseiro (4) también apuntaba que, en general, eran “los que tenían fichados como comunistas, anarquistas y otros que no eran ni lo uno ni lo otro”. 


Foto de Juan Ponte Paseiro (probablemente el 3º desde la derecha). (Archivo de General de la Marina Viso del Marqués, aportada Manuel López Franco)


Un primer contingente de aproximadamente 280 hombres fue mandado en octubre de 1939 en vagones para ganado cerrados, “custodiados por soldados senegaleses, que no nos dejaban ni asomarnos al exterior” hasta la ciudad de Gabès y desde allí “en camiones hasta el desierto de Gabès que se encontraba a 50 kms y a unos 10 kms de la Línea Mareth, recordaba el suboficial Juan Ponte Paseiro (5). Se convirtieron en la 7.ª Compañía de Trabajadores Extranjeros. Al caer bajo la jurisdicción de los militares se ha podido encontrado documentación administrativa sobre esta parte de su exilio. Nos quedan los testimonios.

Observemos que las autoridades francesas se erigieron en fiscales y jueces de juicios no celebrados, pero que sentenciaron, puesto que los afectados fueron mandados a un campo de castigo.

El grupo fue afectado a la construcción de un ferrocarril que debía llegar hasta la frontera tripolitana (6). El trabajo era a pico y pala, bajo vigilancia de guardianes armados. Estaban alojados en 18 tiendas de lona en muy malas condiciones, sin colchonetas ni paja para aislarse del suelo. Conforme iban construyendo las plataformas de las vías, el campamento se trasladaba unos kilómetros más adelante. “Aquello era un verdadero infierno” evocaba Juan Ponte (7). La comida “era mala y poca" recordaba el marinero de reemplazo Gerónimo Llopis (8). Varios mencionaban las tempestades de arena que lo cubre todo de polvo y cambia el paisaje exterior y destruye el trabajo hecho.


Armando Fernández Álvarez, cuando se incorporó a la Marina para hacer el servicio militar (Archivo familiar Ataulfo Fernandez)


El marinero Armando Fernández Álvarez escribió a sus padres desde Gabès varias cartas. En ellas, no contaba nunca qué hacía allí. Sólo cuando unos tíos de Chile le dijeron que no les daban permiso para sacarlo de Túnez, se sintió probablemente tan desolado que reconoció ante sus padres que «estos días que estamos atravesando con muy difíciles. Vds. se darán cuenta de la latitud en que estoy metido, muchos vientos calientes del desierto, que a veces pierde uno la noción de todo» (9).


Foto del marinero de reemplazo Juan Alcaraz Saura. Es el primero por la derecha, con camisa blanca. Los demás son miembros de la CNT que salieron con la flota el 5 de marzo de 1939 (Archivo familiar de Juan Alcázar Saura).


La falta de agua es otro de sus tormentos. Llegaba en cisternas a los campamentos, ardiendo de calor. Según el reglamento tenían derecho a 2 litros por la mañana y dos por la tarde para beber y asearse.


La falta de agua es otro de sus tormentos. Llegaba en cisternas a los campamentos, ardiendo de calor. Según el reglamento tenían derecho a 2 litros por la mañana y dos por la tarde para beber y asearse.

Debido a la falta de higiene, a las condiciones en que les llegan los alimentos y el agua sufren de disentería sanguinolentas constantemente, lo cual era un verdadero tormento.

Un día, recordaba el marinero de reemplazo Juan Alcaraz Saura, los llevaron en autobús a un punto en el desierto y cuando hubieron bajado, el autobús marchó, dejándolos con lo puesto, sin más explicaciones. David Fernández Dopico corroboraba “Fuimos caminando, sin comida, sin agua. Tuvimos espejismos del calor” (10).
 


El suboficial de artillería David Fernández Dopico en un campo de Túnez 
(Archivo familiar David Fernández Martínez)


Allí conocieron ciertos castigos como el «cuadrilátero» o el «tombeau», lugar excavado o no, rodeado de alambradas donde debían permanecer, bajo el sol, vigilados por guardias armados, con la comida reducida al mínimo. Otras veces, trabajaban de día, pero de noche volvían al cuadrilátero, sufriendo las bajas temperaturas del desierto de noche, sin abrigo alguno.

En junio de 1940, tras la derrota de Francia y la firma del Armisticio entre Francia y Alemania e Italia, se instauró el Régimen de Vichy, presidido por el Mariscal Philippe Pétain en la metrópolis. Túnez quedó bajo las nuevas autoridades colaboracionistas y simultáneamente las fuerzas italianas de Libia entraron en el Sur del país. El suboficial de artillería Juan Ponte Paseiro contaba que “la mayoría de los que estaban conmigo en las tiendas por temor a que los italianos nos mataran a todos al entrar por la frontera, escaparon corriendo hacia Gabes. Finalmente, los italianos pasaron cerca de nosotros con tanques, cañones, ametralladoras, etc, y ni para nosotros miraron. A los que habían escapado “los cogió la gendarmería en Gabes y los trajeron donde estábamos” (11).


El 20 julio de 1940 fueron todos mandados a Argelia, a los alrededores de Khenchela, en la región del Aurés, (12) transformados en la 8º Regimiento de Trabajadores Extranjeros (13), donde vivirán otro episodio durísimo antes de ser mandados a los campos del Transahariano y de castigo y aislamiento de Hadjerat M’Guil, Djelfa, Meridja, Puits Djorf Torba, las cárceles de Barberousse, de Maison Carrée, de Berrouaghia y de Lambèse. 




Victoria Fernández Díaz



NOTAS

1 .        Centre des Archives Diplomatiques de Nantes (CADN) 2MI-562, fol. 263-265. Carta del 04/07/1939 del comandante adjunto Bardy mandando una lista de 250 nombres de “indeseables” al comandante de la compañía de gendarmería de Túnez.

2. Solo en diciembre de 1939 fueron mandados 22 refugiados desde Kasserine o Ghardimaou por fugarse o protestar. Por ejemplo, en CADN 2MI-565 fol. 429, nota del 04/12/1939 del capitán de corbeta Mouillec para el teniente comandante de la legión de Gendarmería de Túnez, son mandados cinco refugiados; en CADN 2MI-565 fol. 464, Nota del 19/12/1939 para el Gabinete militar, son mandados trece refugiados; en CADN 2MI-565 fol.467. Carta del 30/12/1939 del delegado civil de Souk-el-Arba al Residente General de la República francesa (gabinete militar), son mandados diecisiete refugiados. Los envío no paran ahí, por supuesto. Por ejemplo, en febrero de 1940 aún siguen mandando a marinos: en CADN 2MI-565 fol. 523, nota del 08/02/1940 para el coronel jefe de Estado Mayor de los Frentes de Túnez, son mandando 2 refugiados que se habían fugado 3 veces.

3. CADN 2MI-562, fol. 204. Informe de diciembre 1939 sobre la instalación de los refugiados españoles.

4. PONTE PASEIRO, Juan, Recuerdos. Manuscrito Inédito. Ver también sobre los antecedentes de Juan Ponte http://exiliomarinosrepublicanos.blogspot.com/2017/09/juan-ponte-paseiro-del-penal-de-san.html

5. PONTE PASEIRO, Juan, Recuerdos. Manuscrito Inédito.

6.  SANTIAGO, Lucio y otros, Internamiento y resistencia de los Republicanos españoles en África del Norte durante la segunda guerra Mundial. Sant Cugat del Vallès (Barcelona): autoedición. 198, p. 68; PONTE PASEIRO, Juan, Recuerdos. Inédito.; ALCARAZ SAURA, Juan, Memorias de un exilio. Inédito.

7. PONTE PASEIRO, Juan, Recuerdos. Manuscrito Inédito.

8. LLOPIS, Gerónimo, “Marinos Republicanos en el África del Norte”, Historia y Vida, nº20, 1983, p. 117

9. FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Armando, Correspondencia 1939-1954, aportada por su sobrino Ataúldo Fernández Husillos.  Ver también http://exiliomarinosrepublicanos.blogspot.com/2020/09/armando-fernandez-alvarez-un-marinero.html

10. Juan Alcaraz, carta del 22 de marzo de 2007 a Victoria Fernández Díaz y Conversación el 6 de marzo de 2007de Victoria Fernández con David Fernández.

11. PONTE PASEIRO, Juan, Recuerdos. Manuscrito Inédito.

12. CADN 2MI-565, folio 555. Nota, «Proyecto de solución». Julio 1940. Confirma que marcharon definitivamente a Argelia en octubre 1940.

13. CADN 2MI 563, folio 770, nota del mes de marzo de 1941 del Almirante Esteva al Gobernador General de Argelia sobre el deseo de repatriación de Frutos Leira Pineido que se encontraba en el grupo de Gabès y que en esa época ya está en Khenchela (Argelia); 2MI-564, folio 804, carta del General del Corps des Logis Blanc al Señor Almirante, Residente General de Francia informando que la Compañía será en breve mandada a Argelia.





lunes, 24 de enero de 2022

LA COLONIA AGRÍCOLA DE KASSERINE EN TÚNEZ -1939

En Kasserine. A la izquierda, Baldomero MADRID LÓPEZ, comandante médico, jefe de Sanidad de la flota; Tercero, con pantalón negro, Salvador RUIZ, el administrador en Kasserine; 5º, detrás de un refugiado en cuclillas, con mono, uno de los hermanos Gontán, guardia de asalto y agricultor en Kasserine; 2º por la derecha, en primera fila, de blanco, Manuel CAÑABATE (Archivo Victoria Fernández Díaz)



     Con los marinos y civiles que quedaron en el campo de concentración de Meheri-Zebbeus en abril de 1939, las autoridades francesas vieron la oportunidad de crear una granja agrícola cerca de la ciudad de Kasserine, utilizándolos como mano obra prácticamente gratuita. El proyecto fue presentado como una manera de establecerse en Túnez, de colaborar en la construcción de una ciudad de españoles donde podrían vivir con sus familias. 

            Todo estaba por hacer así es que los españoles trabajaron en la roturación de la tierra, la puesta en marcha de la huerta y también como albañiles, fontaneros y todo tipo de trabajos paralelos y vinculados a la granja. Con el tiempo se montó un taller mecánico, una granja con animales, construcciones para guardar las reservas de gasoil, los abonos y una empresa para la construcción de los tubos de cementos necesario para los canales de irrigación. Pero todo eso se fue organizando a lo largo del tiempo.

            El día 1 de mayo de 1939, con frío y viento, marchó a Kasserine una comisión de prospección compuesta por el teniente coronel de Artillería Norberto MORELL SALINAS, jefe del campo de Meheri-Zebbeus, el comandante médico Baldomero MADRID LÓPEZ, el capitán de fragata David GASCA AZNAR y el auxiliar de oficinas, Miguel MIRA CARBONELL (1). En días sucesivos marcharon voluntariamente otros 50 marinos entre los cuales iban el suboficial naval José TEMBRÁS LÓPEZ, el marinero Manuel MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, los suboficiales de Artillería Alfredo MARTÍ VALLÈS, Félix AGÜERA PAREDES y Pedro GARCÍA GARCÍA, el teniente de navío Roberto OLIVES HUGUET, el capitán de corbeta de la Reserva Naval Enrique PERERA PÉREZ y teniente de navío de la Reserva Naval Antonio FERNÁNDEZ SANTOS. El día 6 ya empezaron a desbrozar el terreno. Ninguno de los que hemos nombrado, por poner un ejemplo, había cogido un azadón en su vida.

    El 11 de mayo fueron enviados 20 "albañiles".

Lista de 20 albañiles que llegaron a Kasserine el 11 de mayo 1939 (Centre Diplomatique des Archives de Nantes, 2MI-565, folio 51).



    Entre ellos había 5 suboficiales que, habiendo entrado en la Marina a los 16 años, difícilmente podían ser albañiles pero que sin duda querían salir del campo de concentración de Meheri-Zebbeus (Lista biográfica en próxima entrada).

    No se les pagaba por su trabajo, el Estado francés proporcionaba comida y alojamiento (en 13 tiendas militares con paja para dormir hasta marzo de 1940). Los españoles quedaron bajo el mando del capitán Delpech y la vigilancia de un brigada, seis gendarmes, la brigada de gendarmería local, formada por un oficial y dos gendarmes, así como un destacamento de spahis (soldados autóctonos) de 10 hombres y un pelotón de la guardia republicana móvil destinado a Kasserine. Al poco tiempo se instaló allí el Controlador General (delegado civil) Jean Desparmet. 

Podemos hacernos una idea del paraje con el que se encontraron los primeros marinos que llegaron voluntarios en mayo de 1939 a partir de una foto panorámica que conservaba Jean Desparmet y aportada por Domingo Aledo Ros, hijo del fogonero Domingo Aledo Hidalgo. En esa zona se conservaban -y sigue existiendo- vestigios romanos como son el arco de la antigua ciudad de Cillium y el mausoleo de Titus Flavium Cillitanus que nos sirven de puntos de referencia (nº1 y nº3).


A la izquierda, detrás de una colinita, vemos el arco de Cillium (1). En un terreno aplanado delante la colina de delante, se construyeron las casas de los españoles que trabajaban en la granja (2). En la llanura, a la derecha, el Mausoleo de Titus Flavium Cillitanus (3) y junto a los árboles, a la derecha, se construiría la granja y casa del controlador civil (4). (Foto de Jean Desparmet aportada por Domingo Aledo Ros).


    Los refugiados fueron levantando poco a poco diversos edificios como la granja donde estaban todas las dependencias necesarias para el mantenimiento de la colonia agrícola, así como la casa del Controlador Jean Desparmet. 




Construcción de la granja por los españoles (Foto Jean Desparmet, aportada por Domingo Aledo Ros)

    Las viviendas para los españoles fueron construidas por ellos mismos y terminadas en torno a 1940. Eran llamadas “ghorfas”, construcciones colectivas con techos redondos. Los albañiles estaban encuadrados en una empresa de construcción, llamada ACACHA. 

Las “ghorfas”, viviendas para los refugiados españoles, hacia 1940 (Foto Jean Desparmet aportada por Domingo Aledo Ros)


    El mando español del campamento recayó sobre Enrique PERERA PÉREZ, capitán de corbeta de la Reserva Naval y alférez de navío de la Escuela Naval Popular que, además, hablaba francés con fluidez. Había sido segundo comandante del Jorge Juan y el 6 de marzo de 1938, durante el combate de Cabo Palos se encontraba a bordo del Libertad. En la década de los 50 marchó a Brasil y en 1960 fue cónsul honorario de la República en Sao Paolo.

Enrique Perera Pérez en Kasserine (Foto de Jean Desparmet aportada por Domingo Aledo Ros)


El secretario, tesorero y factótum de la finca de Kasserine fue Salvador RUIZ ROS. Nacido en Cartagena en 1901, en 1936 era auxiliar primero de Torpedos en el Lepanto y formó parte del Comité del buque cuando fue tomado para la República. Fue comisario político en el Almirante Miranda en mayo de 1937 y se convirtió en teniente de navío de la primera promoción de la Escuela Naval Popular. Se quedó a vivir en Kasserine hasta, al menos, 1954. Más tarde marchó a Perpiñán, en Francia, donde falleció.

Salvador Ruiz Ros, en Kasserine (Foto de Jean Desparmet aportada por Domingo Aledo Ros). 

El capitán de corbeta David GASCA AZNAR, comandante del Almirante Miranda, ingeniero hidrográfico al integrarse a la expedición Iglesias al Amazonas (que frustró la guerra), se convirtió en Kasserine en ingeniero agrimensor. Más tarde trabajó como ingeniero topógrafo en las minas de Cap Bon. En 1954 vivía en Djalta y, con la independencia de Túnez, marchó a Francia donde falleció en 1985.

David Gasca Azanar (foto de Jean Desparmet)


Hay que precisar que los resultados de la granja agrícola fueron buenos ya que, entre agosto y septiembre 1939, los refugiados de Kasserine pudieron cosechar unas sesenta toneladas de verduras.


Terreno roturado y árboles plantados (Archivo familiar Ramón Casas)


A los pocos meses, pudieron tener un tractor que fue fundamental para las tareas agrícolas.

Con el tractor en 1940. A la derecha, el suboficial Félix Agüera Paredes (Archivo familia Félix Agüera Martínez)

El tractor con sus ayudantes en la llanura de Kasserine (Archivos Jean Desparmet, aportado por Domingo Aledo Ros)

    El controlador Jean Desparmet llamaba a los españoles “Hidalgos con sombrero de paja”. Ellos, no sin cierto humor amargo, que no percibía su jefe, se llamaban “los reyes de la patata”. (3).

            Se formó un pequeño núcleo de unas 25 personas que fueron los que hicieron funcionar la granja hasta al menos 1946 y que Desparmet llamaba “mis españoles”.  Además de los ya nombrados, Rafael PASTOR FONT, auxiliar radiotelegrafista, se convirtió en responsable del almacén.

A la izquierda, Rafael Pastor, en 1946, con otros trabajadores en el patio del almacén general de la granja (Archivos Desparmet aportada por Domingo Aledo Ros).


    Desparmet habla también de un tal VIZOSO (puede ser Jesús Vizoso Rico, marinero fogonero en el Libertad o Santiago Vizoso Rico, fogonero preferente en el Jaime I), gallego, que era soldador en la granja. Al fallecer fue sustituido por un tal SOMOZA (que puede ser José SOMOZA ROMERO, marinero armero en el Libertad). También formaba parte de la granja agrícola, Enrique COUCE RODRÍGUEZ, suboficial de artillería en el Méndez Núñez, que se convirtió en carpintero y los hermanos GONTÁN ROMERO, guardias de asalto, que llegaron en el Cervantes, y se integraron en la granja como agricultores. Otros son nombrados, pero son difíciles de identificar como Cándido, el responsable de la cantina, Perico, responsable de los cerdos, SOTO y Juan, los tractoristas, y otro SOTO, que era agricultor, CAÑABATE (o cañavate), fogonero en el Miranda, EMBEITA, vasco y CASTRO.

            La situación para este “núcleo” fue probablemente satisfactoria, aunque pasaran de vivir en un barco de guerra a arar la tierra, pero no todo era idílico.  En junio, el descontento entre los españoles por las condiciones de trabajo, sin sueldo y lejos de ser tratados como "hombres libres", tal y como les habían prometido, fue aumentando. Hubo fugas para buscarse la vida, expulsiones a Meheri-Zebbeus por indisciplina y castigos.

 

Lista de refugiados que fueron devueltos a Meheri-Zebbeus el día 2 de junio 1939 (CADN 2MI-565, folio 72) 

Mientras unos eran expulsados, otros llegaban para trabajar de albañiles o agricultores. 

Lista con 16 refugiados expulsado de Kasserine el día 2 de junio y 8 que llegaron a Kasserine el 8 junio de 1939 (CADN 2MI-565, folio 89)

 Como consecuencia de estos castigos, un buen número de marinos fueron mandados al campo de castigo de Gabbès, y de ahí a Argelia y a sus terribles campos de trabajo o castigo.

          Hubo un momento, en junio, en que nadie quería ir a Kasserine desde Meheri-Zebbeus. Para paliar la situación, a mediados de julio se les concedió 17 francos semanales, suma considerada ridícula por la Unión Departamental de los Sindicatos cuando se enteró. Sobre esta cantidad se les retenía la comida, una parte para ingresarla en la Caja de Ahorros y otra parte para constituir un fondo común para la colonia, cosa que no palió el descontento. 

    Hay que saber que la JARE (el organismo de Ayuda a los refugiados de Prieto), desde México, acordó entregar al protectorado de Túnez 10.000 francos franceses para el socorro y reasentamiento de los refugiados (3), con lo cual se explica aún menos a tacañería y miseria con la que fueron tratados estos refugiados.

            En septiembre de 1939, Francia e Inglaterra declararon la guerra a Alemania e Italia y esto tendrá repercusiones importantes para los españoles en Túnez. La granja siguió funcionando más o menos autónomamente hasta 1946, pero Kasserine también se convirtió en un reservorio de mano de obra en el momento en que Francia empezó a movilizar a sus soldados y a prepararse para la guerra. 


Victoria Fernández Díaz


NOTAS: 

(1) Del diario de Pedreiro.

(2) Desparmet, Jean, 2013, Mémoires. Kasserine: Tunisie 1937-1947. Sète: Des Auteurs des Livres, p. 98, 155 y 1957.

(3) Herrerin López, 2007, El dinero del exilio Indalecio Prieto y las pugnas de posguerra (1939-1947), Madrid: Siglo XXI.