Salvador Maturana nació el 29 de
diciembre de 1911 en La Unión, cerca de Cartagena.
El 2 de enero de 1931 ingresó en
la Armada. Alcanzó el empleo de Cabo de Artillería el 30 de enero de 1934 y fue
nombrado apuntador horizontal en el Almirante Valdés.
Durante la guerra estuvo embarcado
en el destructor Almirante Antequera. En 1937 fue promovido Auxiliar Alumno
de Artillería y después de los cursos correspondientes y reglamentarios en la
Escuela Naval Popular de Cartagena fue promovido Alférez de Navío y Teniente de
Navío, lo que le permitió ser Director de Tiro de Artillería en el destructor Almirante Antequera. Daba charlas semanales en el Hogar del Marino.
Salió
de Cartagena con la Flota el 5 de marzo de 1939. Llegó a Bizerta y fue
internado en el campo de concentración de Meheri-Zebbeus. En aquel campo era
conocido entre sus compañeros por su “manía” de fugarse. Las fugas suponían
días o meses a pan y agua en el calabozo. Pero no lo consiguió.
En julio de 1939 fue mandado con
otros 280 marinos a la 7ª Compañía de Trabajadores Extranjeros, anexionada al
1er Batallón de Infantería Ligera, conocido más comúnmente como el batallón
disciplinario. Los mandaron al desierto de Gabès, cerca de la frontera con
Libia, ocupada por los italianos de Mussolini a construir en condiciones
infrahumanas una vía estrecha de ferrocarril
a pico y pala.
Cuando la Francia de Pétain firmó
el armisticio con la Alemania nazi, el grupo de Gabès fue mandado a Argelia, concretamente
a Khenchela, en la zona del Aurés a construir una carretera en la montaña. El
invierno es tan crudo que se quedan aislados por la nieve y sólo tienen para
comer bellotas hervidas. Es muy posible que Salvador Maturana consiguiera
escapar de este campo.
Cuando los aliados desembarcaron en
África, el 20 de noviembre de 1943, se formó una unidad militar francesa,
distinta del ejército (que, recordemos, había recibido a tiros a los aliados), llamada
Corps Franc d’Afrique para poderse unir a las fuerzas aliadas en su avance
contra las fuerzas del Eje. Este Cuerpo estaba integrada por franceses
resistentes (que habían sido expulsados del ejército francés), judíos franceses
a los que las leyes de Vichy impedían alistarse, árabes formados por el
ejército francés, extranjeros que provenían de la Legión y republicanos
españoles que procedían de todos los lugares donde habían sido internados o donde vivían más o menos
clandestinos en Argelia, como en el caso de Salvador Maturana.
Los españoles y numerosos
marinos se integraron en la Novena Compañía del III Batallón que tenía al frente
al que fue almirante de la Flota republicana, Miguel Buiza. Los Marinos tenían
claro que seguían la misma lucha contra el mismo enemigo. Lucharon contra el
African Korps en la campaña de Túnez y a esta compañía le cupo el honor de
liberar, el 8 de mayo de 1943, la ciudad de Bizerta tras una encarnizada lucha. Por
su valeroso comportamiento fueron nombrados en la Orden del Ejército francés y algunos
marinos recibieron la cruz de Guerra en distintos grados.
Vencidas las fuerzas alemanas e italianas en
África, en julio de 1943, el Corps Franc se disolvió y las FFL (Forces
Françaises Libres) de De Gaule formarían en Marruecos el Regimiento de Marcha
del Tchad (RMT) que en el mes de agosto se transforma en el regimiento
de infantería de la 2ª División Leclerc. Dentro del 3er Batallón de este regimiento, la Novena Compañía
del Corps Francs se transforma en la Novena del 3/RMT y es tan española que
la llamaban directamente en castellano “La Nueve”. Salvador Maturana se incorpora
en la Duodécima compañía, la de apoyo (CA). En ésta, es instructor en la
sección de obuseros de 75 de la CA del 3/RMT. Son unos carros ligeros
equipados con un cañón corto de 75 milímetros que sirven de apoyo.
Como Salvador Maturana tenía
buena letra, junto con otro republicano, Bamba, pintará los nombres de los halftracks
de la Novena con los nombres de las batallas de la guerra de España: Ebro,
Brunete, Madrid, Guadalajara, Teruel y, por la admiración que le profesaban bautizan a uno de estos vehículos como Amirante Buiza.
El 24 de agosto
de 1944 entró la primera tanqueta de la Nueve
en París por la Porte d’Italie. Se llama Guadalajara. Al día siguiente, hacia el mediodía,
Salvador Maturana entró con el resto de la División. El sábado 26 de agosto fue
el día del desfile por los Campos Elíseos con Charles de Gaulle y Leclerc a la cabeza. Salvador
recordaba con particular emoción el alto que hizo con su carro al pie de las
torres de Notre-Dame. Cuando se vio allí pensó que pronto volvería a España,
que por fin habían vencido al fascismo.
En
septiembre debieron reemprender la marcha hacia Alemania integrados dentro del ejército
americano. Su ruta fue un rosario de duros combates, Andelot, Dompaire contra
la 112ª Panzer-Brigada, Châtel, Vaxoncourt, Vacqueville contra una de la más
prestigiosa unidad de la Wehrmacht, Badonviller hasta que penetraron en
Estrasbourgo. En febrero fueron mandados a Chateauroux, luego redujeron la
bolsa de Royan y en abril 1945 cruzaron el Rin y llegaron al Danubio. Desde
allí, se dirigieron a los Alpes y llegaron
hasta Berschtesgaden, la guarida del Hítler, el Nido de Aguila.
En Berschtesgaden,
la División Leclerc se deshizo. Salvador Maturana volvió a París. Allí conoció
a su mujer, Luisa, hija de exiliados. Tuvo una hija y vivió en Francia hasta
que pudo volver a España, a Cartagena, hasta su fallecimiento hace unos años.
Foto: Salvador Maturana es el tercero por la izquierda, marcado con una cruz.
Archivo familiar Salvador Maturana.
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