domingo, 29 de diciembre de 2019

Antonio CORTEJOSA VALLEJO, un héroe

En Ferrol en 1928 (Archivo Giacomo Cortejosa)



La Armada republicana contó con muchos héroes durante la guerra. Héroes desconocidos que fueron perseguidos con penas de muerte en España. Antonio Cortejosa Vallejofue uno de ellos. Fue un héroe en el crucero “Libertad”, en la resistencia italiana y en la Liberación de Italia. 

En 1936, Antonio Cortejosa era cabo radiotelegrafista en el “Libertad”, compañero de confianza de Benjamín Balboa en este buque.

Cuando comenzó la sublevación el 18 de julio, el “Libertad” estaba en Ferrol y recibió la orden del Gobierno de bajar hacia el sur para impedir el paso de las tropas sublevadas a la península.

En esos momentos dramáticos en los que se tambaleaba la República, Benjamín Balboa, desde Ciudad Lineal, fue el que contactó con los cabos radiotelegrafistas de los buques de la Flota para parar la sublevación aunque hubiera que arrebatarles el mando a los oficiales facciosos. Empezó por el “Libertad”. Antonio Cortejosa, junto al cabo radio Fernando Pérez Méndez, trasmitió los mensajes de Balboa a los miembros de la dotación más concienciados, leales a la República. El papel de Antonio, fue fundamental para impedir que el “Libertad” se pusiera a las órdenes de los rebeldes. En ello se jugó la vida, junto a todos los cabos y marineros que tomaron el buque para ponerlo al servicio de la República. Fue Antonio Cortejosa (1)  el que, por fin, pudo telegrafiar a Madrid: “Jefes y oficiales fascistas detenidos. Dotación tomó mando del buque. Necesitamos petróleo. Esperamos  instrucciones. Viva la República!”.

En aquel momento Antonio tenía 24 años. Era de San Fernando y había ingresado en la Armada con 16 años como aprendiz marinero en el Buque Escuela Nautilus. Se especializó en radiotelegrafía y, siguiendo los cursos y pasando los exámenes necesarios, llegó a ser cabo radiotelegrafista. En 1937 fue promovido auxiliar alumno radiotelegrafista.

Cuando llegaron los tristes días de marzo de 1939 salió de España con la escuadra a bordo del “Ulloa”, terminando su aventura marinera en Bizerta, Túnez. Como todos, fue internado en el campo de Meheri Zebbeus. Más tarde lo desplazaron a otros campos de trabajos forzados.

En noviembre de 1942, cuando los aliados invadieron y liberaron el norte de África, oficiales ingleses y americanos recorrieron los campos en Túnez buscando gente preparada y dispuesta a seguir luchando contra el fascismo. Antonio Cortejosa fue uno de los voluntarios. 

Marchó a Argelia a entrenarse para la guerrilla y así es cómo entró en el servicio secreto aliado para seguir combatiendo a los fascistas italianos de Mussolini. Fue enviado a Italia en un avión francés Alifax y lanzado en paracaídas detrás de las líneas alemanas para mantener la conexión radiotelegráfica entre las fuerzas de la Resistencia italiana y los aliados en el Mediterráneo. Se incorporó a los Partisanos en la provincia de Treviso. 




Trabajaba bajo una identidad falsa por si era apresado: era Giacomo Razana, italiano de Cagliari, brigadista internacional en la guerra española. Colaboró en la misión “Margot-Hollis” del servicio de información estadounidense, realizando peligrosas misiones hasta la Liberación de Venecia, el 29 de abril de 1945 como miembro del Corpo Voluntari Della Libertà. 



Terminada la IIª Guerra Mundial, mientras que en España aún se le  buscaba por delito de rebelión militar (2), en Italia se le otorgaba la Cruz de Guerra al Valor Militar, como a un héroe.



Como les ocurrió a los exiliados, se reinventó la vida en Italia. Allí se casó con Virginia Isetta, compañera de la clandestinidad, tuvo dos hijos y, ya con nacionalidad italiana, se atrevió a volver a España en 1960 para abrazar, por fin, a su familia. El primer viaje fue difícil. Después de 4 días de carretera en su Fiat, a pocos kilómetros de su tierra, las manos le empezaron a temblar y tuvo que parar el coche en el arcén. No podía seguir, le podía la emoción. Tuvo que venir de San Fernando un cuñado para hacerse cargo del coche y acompañarlo en ese primer encuentro, tan deseado, tan añorado, tan ansiado. 


Notas
(1) Anotación a mano del auxiliar alumno de artillería Manuel Pedreiro Pita en la pequeña ficha que hizo sobre Antonio Cortejosa. 
(2) En la causa 557/1939, se le acusa de que “incitó a la rebelión, propalando las noticias de la radio. Obligó al personal armarse y tomó parte en detención oficiales”.

Numerosos autores citan a Antonio Cortejosa como, por ejemplo,  Manuel D. Benavides. (1976). La escuadra la mandan los cabos, México D. F.: Technotilan. 1944. Reeditado en México: Roca, p76/77; Daniel Sueiro. (1983). La flota es roja. Papel clave del radiotelegrafista Benjamín Balboa en julio de 1936. Barcelona: Argos-Vergara, (Reeditado en 2009), p. 130; José Cervera Pery. (1978). Alzamiento y revolución en la Marina, p.358; etc.

1 comentario:

  1. Como no mirán los políticos que tenemos, el sufrimiento de los que lucharón de verdad.

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